Los libros en los que reposa la historia del pueblo contienen mucho más que biografías, reseñas y fotografías antañas. Poseen la opinión viva de los zaraceños, sus críticas y visiones de futuro.
En 1986, en su obra «Tradiciones y Leyendas de Zaraza», el profesor Rafael López Castro, reprochó «qué se le cobra a Zaraza». Esto fue lo que escribió:
La Zaraza de ahora (…) llamada por el sabio Dr. José Francisco Torrealba ‘tierra de intuitivos’, (…) mantiene grandes inquietudes para alcanzar su pleno desarrollo. Hasta ahora ha sido prácticamente marginada y subestimada. ¿Qué se le cobra a Zaraza? Ha dado hijos ilustres que han rebasado con su fama las fronteras nacionales, posee tierras fértiles enmarcadas en la gran Mesopotamia que forman los ríos Unare e Ipire, y las comprendidas entre Quebrada Honda y Tamanaco, contando con agua abundante durante todo el año. Produce miles de novillos que surten los mercados del centro y del oriente del país, también queso, frijoles, cueros de res, algodón, etc. Y cuenta con liceos y escuelas donde se forjan los hombres del porvenir.
Rafael López Castro, Tradiciones y Leyendas de Zaraza, 1986.
En 1957, Francisco Gustavo Chacín describió en su obra «Razones de Provincia» a una Zaraza cuyas plazas públicas estaban a «medio arreglar». El autor resaltó la necesidad de construir grandes parques y embellecer las plazas del pueblo. «Donde se alza un árbol está la felicidad y la vida», escribió.
Este es un extracto de sus observaciones:
Hay dos maneras de engrandecer a los pueblos; la una: ennobleciendo a sus habitantes al exaltar sus virtudes y hechos notables, sin entrar a analizar el pasado triste que puedan tener algunos, por cuanto eso a nada bueno puede conducir. Pues ya sabemos que solo trae descrédito, ruina, odios que no se acaban y desmoralizan a las nuevas generaciones. La otra, construyendo obras de utilidad pública, pavimentando calles, avenidas; construyendo escuelas, hospitales, institutos de todas las clases, etc. Haciendo, en fin, todo aquello que transforme y embellezca las ciudades para hacer más llevadera la vida».
Francisco Gustavo Chacín, Razones de Provincia, 1957.
En noviembre de 1932 se publicó un artículo en el periódico El Unare, escrito por Néstor Márquez, titulado «Zaraza, al doctor Francisco Torrealba».
Muchos te han cantado, pero nadie te ha dicho la enfermedad romántica que sufres. Sí, la enfermedad romántica de tu propio abandono; nadie te ha dicho que despiertes de ese letargo negligente que te hace retrógrada (…) Es necesario que tus hijos sean Semiramis modernos y embellezcan tus calles, tus casas, tus paseos (…) Vives ignorada porque tus vías de comunicación son muy estrechas todavía; los caminos y carreteras, ni son caminos, ni son carreteras.
Néstor Márquez, «Zaraza, al doctor Francisco Torrealba», El Unare, 1932.