Como si se tratara de la pluma de Mario Vargas Llosa en sus celebres análisis dominicales que podemos seguir a través de El Nacional, como si se tratara de la pluma de Isabel Allende en su obra insigne De amor y de sombra o tal vez un fragmento de las desbordadas y apasionantes historias de el maestro de la narrativa venezolana, Don Rómulo Gallegos, la figura más insigne que tuvo la Presidencia de la República en toda la historia contemporánea, como cualquiera de estas obras descriptivas de la genealogía de las ideas y la pasión de sus pensadores, la juventud venezolana traza con magia y afán, las líneas de su propia historia signando su presente con firmes rasgos de protagonismo, cual primera página de ilustre obra donde el autor traza las descripciones más precisas de los personajes que en lo sucesivo ocuparan la trama.
Nada diferencia la trascendencia de nuestras vidas de los personajes heroicos y sufridos, locuaces o sórdidos, aventureros o ermitaños, que desde El Principito de Antoine de Saint-Exupéry hasta otro Príncipe, el frívolo y calculador de la ilustre obra de Nicolás de Maquiavelo, han cruzado por nuestro pensamiento, dibujándose como seres reales en nuestra imaginación, llegando a verlos en nuestros pensamientos como cuando leemos por vez primera el Quijote y en una de esas andanzas como las de El Quijote versus los molinos de viento, damos pausa a la lectura para imaginar tan apasionante pasaje.
Así nos salta al pensamiento una interrogante, que habrá en la naturaleza de las nuevas historias de mañana y es que ya hay variables muy significativas como el hecho de que ya no son hombres fornidos en túnicas blancas como las descripciones en La República de Platón, no se trata de furtivos ciudadanos de desgarbada apariencia como los verdugos de Rafael Leónidas Trujillo, aquel dictador dominicano muerto a manos de sus colaboradores más leales en la evocación a la realidad que tubo lugar en la historia de La fiesta del chivo, también de Vargas Llosa, cuyo film recientemente fue prohibido en Venezuela por razones discutibles.
La imagen del nuevo heroísmo goza hoy día de facciones más realistas y propias de nuestra identidad. Harry Potter aún sin ser hispano simboliza a esa estirpe de jóvenes vivaces y audaces cuyas hazañas gozan de cierta genialidad. La vertiginosidad de los actos de esta generación y lo impredecible de sus acciones constituyen su característica más adorable, nunca se sabe con que van a sorprender pero sea como sea desenvainan la espada de su ingenio y embisten con un golpe limpio y altivo haciendo gala de las técnicas de Paulo Coelho en su Manual del guerrero de la luz. En al arte de la guerra ser impredecible y sorprender tanto al enemigo como al tiempo constituyen bases fundamentales para el avance y la victoria. Y así escribe la juventud venezolana su propia historia. Una generación que en nada semeja a la generación del 28 por gozar de su propia identidad que depara grandes sorpresas en el mediano y largo plazo.
Desde ilusionistas quinceañeros hasta emergentes veinteañeros, irrumpen raudos y veloces en los dominios de una generación adulta ya gastada por los dogmas ortodoxos y acartonados, en un vibrante mundo de cambios acelerados. Hace tan sólo un año la banca de inversión parecía ser la receta más exitosa en la historia de las finanzas, hace una década los políticos lucían dos perfiles poco agradables, impecables hombres de traje, aislados del mundo real, o populistas de apariencia innovadora y leguaje lacerante y procaz. Hoy la exitosa banca de inversión ha sucumbido ante su propia ambición y la política fresca, moderna y futurista viste de jeans y franelas, quedando atrás los discursos de la tradicional política o de improvisadores y refraneros, haciendo gala ahora de la retorica vivaz, desafiante en ideas y lejana de propuestas demagogas y populistas.
La genialidad de esta generación ochentosa y noventosa, se hace manifiesta en cada latitud del orbe, desde los autores de Facebook y Youtube, las comunidades más populares en Internet, hasta líderes sociales y comunitarios en nuestra ciudad de Zaraza y es que mucha es la razón de ha de tener Andres Oppenheimer al decir que la educación de la juventud es la materia prima que hará la diferencia en el siglo XXI. Esta afirmación es la prueba más precisa y exacta de esta realidad y es que usted, estimado lector, llega hasta este espacio donde he de lanzar ideas al viento al encuentro de afectos y detractores, gracias a la idea de un solitario estudiante, hábil lobista que se infiltra en las más atrincadas esferas de la vida pública de la ciudad para exaltar el valor de una ciudad de inmejorables condiciones para el crecimiento pero atestadas de erradas decisiones en el manejo de sus prioridades y talentos.
Propia ha sido la ocasión >>EL ANIVERSARIO DE INFOZARAZA<< para exaltar el talante “revolucionario” en el real y buen sentido de la palabra, de esta muchedumbre de talento avizorante de nuevas travesías y mejores condiciones. Nada cuesta ser profeta de lo evidente. Cuando una descendencia de casi hombres y mujeres y el termino se refiere a sus edades no ha su integridad, ha dejado de esperar ser el relevo para abrirse espacios por sí mismos y retar a los lugartenientes en terrenos propios y extraños, cuando el discurso y el poder se esconden de los movimientos de la edulcorante juventud, intentando con “gas del bueno” callar un “grito del bueno”, cuando apuestan a tareas inhóspitas y retan al presente con proezas más que promesas, es cierta una profecía, la juventud nos da el mañana y esa ventana nadie nos la quitará, aunque les duela.
Un hecho es concluyente, el país que envejece ha endosado su futuro a la esperanzadora juventud y sea cualquiera que sea nuestro presente ya está escrita su hora menguada. Sea en la Gran Caracas o a las riveras del Unare en la ateniense Zaraza, ya sea en la pluma de escritores y analistas del mañana o en el verbo persuasivo que sube cerros y penetra campos, los tiempos de ahora han sufrido una sentencia final. No importa cuanta resistencia se haga frente a lo cierto, no preocupa cuanto poder embista a la verdad en su ánimo de silenciarla, la adrenalina de la juventud zaraceña y venezolana ha inundado en silencio la historia que se contará mañana, gracias a acciones y omisiones de los hombres del presente, un país despierta en la esperanza de la juventud que crece en un país que envejece.